En lo más profundo del bosque sestean... La seguridad de estos lugares les da tranquilidad a los corzos. Rodeados de hojas secas y ramas descansan. Acercarse a ellos sin pisar algún "dispositivo de alarma natural" es casi imposible, cualquier crujido les pone alerta. En esta ocasión, tuve suerte, no me acercaba yo a él, más bien todo lo contrario, de otra manera creo que esta imagen sería prácticamente imposible.
Conocedor de su lugar de descanso, me adentré en el bosque a primera hora, a esperar su vuelta de los pastos. No tardó demasiado, en esta mañana casi primaveral, lucía el sol y creo que no les gusta demasiado pastar con estas condiciones de escesiva luz. Así que volvió pronto a la protección del bosque, se acercó con cautela y con el sigilo que les caracteriza, se acostó tranquilamente a escasos metros de donde yo estaba. El viento disimulaba el ruido de la cámara, así que me permitió disparar unas cuantas fotos desde mi clandestinidad...