viernes, 11 de mayo de 2012

El Rey sin corona, el desmogue... (CERVUS ELAPHUS)

  Con el mes de  mayo ya avanzado e inmersos en plena primavera, nos encontramos en la estación en la que se desarrolla  el cambio físico más llamativo del ciervo , el desmogue, el cambio de cuerna... Reseñar que aunque todos los  cérvidos realizan este cambio natural de astas, no todos lo hacen en estas fechas ya que el corzo muda su cornamenta en otoño...

  Hace poco más de un mes subía el artículo dedicado a tres machos de ciervo que comparten territorio en algún bosque recóndito del Parque Natural de Redes al que titulaba "El Triunvirato de Redes". Como siempre contaba mis sensaciones a la vez que explicaba un poco su comportamiento.También me retaba a mi mismo a intentar fotografiarlos sin su flamante cuerna, creo que es un ciclo realmente llamativo y al que no le encuentro explicación científica lógica por más que busco información. El cambio de cuerna supone al ciervo un grandísimo esfuerzo metabólico, es decir un despilfarro energético por lo tanto  algo ilógico en el reino animal. Las astas teóricamente cada año deben ser mayores aunque esto debe ser algo meramente orientativo a la hora de intentar concretar la edad del animal ya que el tamaño y la forma de la cuerna dependerá principalmente de la alimentación y del estado físico del individuo...


  Hecha esta pequeña introducción y sin extenderme demasiado os cuento que volví a su territorio...




  Volví antes del atardecer, es su hora... Llegué al mismo lugar donde había hecho las fotografías del artículo al que antes me refería, pero ellos no estaban aunque si parte de ellos o más bien parte de uno de ellos, había comenzado el ciclo del desmogue...








  Jugando un poco con el desenfoque os muestro en estas dos imágenes en la que a pesar de estar realizada con un teleobjetivo, nos puede dar una idea general de como estaban tiradas en este claro del bosque las vigorosas cuernas del ungulado. Las dos en la misma linea, a unos 20 metros . 




                                                               He aquí la cuerna del rey...




 Poderosa cornamenta de 12 puntas con 6 en cada asta, aunque de un tamaño importante, no de las más grandes, por estos lares se encuentran machos de 14 y 16 puntas.






  En la secuencia de a continuación, vemos primeramente una fotografía de conjunto del lugar donde el ciervo se desprendió de su cuerna derecha, muy próxima al "rascadero" posiblemente por la altura que tiene y la cantidad de barro sea de jabalí, el cual, con toda probabilidad utilizó el venado para liberarse de ella.



















 Me tomé mi tiempo, busqué encuadres intentando documentar bien el regalo de sensaciones que una vez más estos bosques me habían brindado, había dejado de tomar precauciones, no me ocultaba, movía  el material, disfrutaba de la escena sin temor a ser visto. Así que cuando terminé de fotografiar la corona del rey tendida en el suelo, decidí cambiar de posición, con mis ruidos seguramente ya había "contaminado" la zona. No llevaba ni 5 minutos caminando y aparecí en otro claro del bosque y nos encontramos, allí estaban, eran ellos...El triunvirato... Me miraban, si ellos no se movían, yo menos, suavemente comencé a despojarme de mi mochila, lentamente sacaba mi cámara y ellos solo me miraban como analizando mis intenciones....


  Tres reyes pero solo dos coronas, el más corpulento estaba sin cuerna, ya estaba en proceso de muda pues la sustituta  se dejaba ver. No podría asegurar que la cuerna que me había encontrado fuera suya, pero todo apuntaba, era su territorio.



 Parecía el líder, quien dirigía los movimientos de sus compañeros y emprendió el trote... Vemos su nueva cuerna naciendo, con una fina capa de terciopelo llamada "borra" que cubrirá su cuerna reemplazada por completo hasta finales del verano cuando antes del celo "berrea". Se despojará de ella en un proceso llamado "descorreaje" el venado se frotará contra los árboles liberándose de esa fina capa para lucir sus astas en su máximo esplendor.




 El jefe los dirigió  a la arboleda, pero a un ligero rote, sin correr...



Y antes de adentrarse en la espesura se detuvo, sus secuaces, le imitaron, el líder de reojo, me miró...



 No apreciaba peligro, yo seguía exactamente en la misma posición, sin alterarme...



 Como no, ellos le imitaron... y tampoco se sintieron atacados...



 Parecía que se distraían, dirigían su atención al entorno, cada vez les inquietaba menos mi presencia...



 De pronto uno de ellos desaparece del radio de mi objetivo, se movió a la derecha y los demás le siguieron con la mirada...




  Moví la cámara y esta es la última imagen que tomé de ellos, cuando presencié esta actitud, hice exactamente lo mismo y traté de reforzar su comportamiento abandonando el lugar sin alterar ni un segundo más su tranquilidad...