sábado, 29 de septiembre de 2012

Momentos de berrea, Monfragüe 2012. (CERVUS ELAPHUS)


  Otoño, una estación en la que el bosque se transforma... Después del calor del verano comienzan las lluvias, descienden las temperaturas y los ciervos se activan... Empieza  la berrea; ciclo de celo del "venao". Aunque las fechas son variables, podemos estimar aproximadamente como fecha de comienzo el 15 de septiembre día arriba día abajo y la de finalización a mediados del mes de octubre, serán concluyentes las temperaturas y sobre todo las lluvias; un septiembre "veraniego" puede retrasar este ciclo y la falta de lluvia acortarlo en el tiempo. Los machos ya no van todos juntos como el resto del año, se separan ; buscan sus hembras, su harem y disputan por ellas. El bosque es un auténtico concierto, los machos "berran" llaman a sus hembras, marcan su territorio y avisan a otros machos con este peculiar sonido el cual suele ser suficiente para mantener la distancia entre ellos sin llegar a la confrontación física. Las fotos que muestro son realizadas en el Parque Nacional de Monfragüe (Extremadura) donde el terreno no están escarpado ni abrupto como el asturiano y fotografiar a estos animales salvajes resulta bastante más fácil que en Asturias, donde además de ser muchísimo más desconfiados y menores en número, se esconden en lo más profundo del bosque.



     Aquí podemos ver a este joven macho con su grupo de hembras, buscando bellotas bajo las encinas.



  Entre los grandotes observamos un pequeño  cervatillo mucho más joven que los demás y que aún conservaba las características pintas blancas en el lomo propias de los cervatos de su edad que les ayudan a camuflarse tumbados en el suelo donde pasan gran parte del día cuando aún no son muy ágiles y corren con dificultad.





Aquí el pequeño observa como se alimentan sus mayores, algo que él no tardará en hacer aunque aún está en fase de lactancia.






  La tarde caía,  las temperaturas eran altas y estos días de septiembre por Extremadura había llovido poco, la berrea presumía ser bastante suave y así fue. Seguíamos viendo ejemplares muy cerca, llegaron a estar a unos 15 metros, incluso me atrevería a decir que más próximos, nosotros perfectamente mimetizados resultábamos invisibles para ellos, la cámara tímidamente nos delataba...



 El macho fue perdiendo el interés por la comida y comenzó a preocuparse en otros menesteres...




Reunió a las hembras y comenzó el espectáculo:


                                     Dirigía su potente llamada a todas las direcciones del bosque:











  Alertados por los el fuerte bramido de este joven macho, no tardaron en aparecer otros dos ejemplares astados  buscando su oportunidad.




   Sin llegar al contacto físico y simplemente exhibiendo sus armas, el macho de mayor corpulencia, le explicó a quien pertenecía ese harem y que debían abandonar el lugar, ellos, los desterrados, accedieron sin más demora...






      Historias de berrea que se repiten durante estos días en en algún lugar de nuestros bosques...