jueves, 21 de marzo de 2013

El encame. (CAPREOLUS CAPREOLUS).


  En lo más profundo del bosque sestean... La seguridad de estos lugares les da tranquilidad a los corzos. Rodeados de hojas secas y ramas descansan. Acercarse a ellos sin pisar algún "dispositivo de alarma natural" es casi imposible, cualquier crujido les pone  alerta. En esta ocasión, tuve suerte, no me acercaba yo a él, más bien todo lo contrario, de otra manera creo que esta imagen sería prácticamente imposible.







  Conocedor de su lugar de descanso, me adentré en el bosque a primera hora, a esperar su vuelta de los pastos. No tardó demasiado, en esta mañana casi primaveral, lucía el sol  y creo que no les gusta demasiado pastar con estas condiciones de escesiva luz. Así que volvió pronto a la protección del bosque, se acercó con cautela y con el sigilo que les caracteriza, se acostó tranquilamente a escasos metros de donde yo estaba. El viento disimulaba el ruido de la cámara, así que me permitió disparar unas cuantas fotos  desde mi  clandestinidad... 





viernes, 15 de marzo de 2013

En familia. (Capreolus, capreolus)

 Como cada tarde, esta familia de corzos sale de su encame en el bosque para pastar en los prados que se encuentran en las proximidades de su territorio. 




 Con éstos ejemplares en concreto, al ir siempre en grupo, es difícil acercarse, siempre hay un corzo que vigila. Normalmente en éste clan familiar  suele ser el macho, al que vemos con su cornamenta ya en plenitud y desprovista de borra. Aún así, con paciencia y un buen camuflaje, logré el gratificante acercamiento.



  El joven corzo, a pesar de la proximidad, parecía no tener claro el sujeto que tenía delante del hocico y lo mismo ocurría con su madre...



  Me miraban, me veían, pero en un principio no me relacionaron directamente como un peligro.




  Me permitieron esta secuencia ante la gran confusión, hasta la aparición en escena del cabeza de familia, que de un salto formó parte de la imagen que se veía a través de mi objetivo. Aquí los nervios ya fallaron y ni el encuadre ni mi pulso, permitieron una foto decente. El macho se llevó a su familia del lugar sin más contemplaciones.