En la entrada anterior que titulaba "Ellas" explicaba un poco el comportamiento del ciervo o "venao" en Asturias; decía que no es raro observar en la lejanía a las hembras pastando por las praderías de alta montaña donde suele habitar este ungulado y mientras transcurren las primeras horas de la mañana o las últimas de la tarde. Pero ellos, los grandes machos, se ocultan en lo más profundo del bosque, encaman durante el día y es al atardecer y al amanecer cuando desarrollan su máxima actividad, con la escasa luz que confunde,están siempre alerta , recelosos de su intimidad y con todos los sentidos plenamente dedicados en su supervivencia. Incluso, en ocasiones cuando no es época de celo (berrea) los machos se agrupan , haciendo más difícil si cabe su observación o aproximación, siempre hay un individuo vigilando ; el chasquido de una rama al romperse, las pisadas en las hojas secas o un olor diferente al habitual en su entorno, es motivo suficiente para abandonar el lugar.
Después de muchos intentos fallidos en fotografiar a este grupo de machos, he llegado a la conclusión de que el rececho es casi imposible, solo con un golpe de suerte podría conseguir un buen acercamiento. Así que esta vez he utilizado el método de la espera, quizá en su desarrollo algo más aburrida, pero finalmente igual de emocionante. Muy territoriales estos cérvidos suelen frecuentar las mismas zonas de pasto, así que a no ser que fueran desplazados por el gran depredador; el lobo, también frecuente en esta zona o por una cacería los días u horas anteriores, era muy probable su presencia en este recóndito lugar del bosque en el Parque Natural de Redes. No me veían, os lo puedo asegurar, pero me presentían, me olían no lo sé... No se acercaron más, no estaban tranquilos, se dejaron ver unos instantes y desaparecieron en el hayedo...
Tres jóvenes machos que comparten territorio, al menos por ahora, veremos a ver en septiembre... Pronto mudarán su cuerna, en el mes de abril los más avanzados ya las irán tirando, a finales de agosto las tendrán completamente reemplazadas, generalmente algo más grandes que las del año anterior. Intentaré mostrar alguna fotografía de ellos sin cuerna, sin su flamante corona, pero digo solo intentaré, porque como antes he explicado me resulta muy difícil fotografiarlos, además de su habilidad innata para no ser vistos, si dejan ver será cuando la luz es muy tenue y realmente complicado hacer una buena foto con esas condiciones de luminosidad...
Que maravilla de fotos!!!
ResponderEliminarComo explicas perfectamente, no es nada sencillo hacer machos así aquí en nuestra tierra.
Me alegro de haber encontrado tu blog.
Salud !!
Gracias Xurde! Gracias por el reconocimiento y el sentimiento es mutuo al reencotrarme con tu página.
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